Llenate de recuerdos! Me pide, me obliga Lets
Bonus. Llenate de recuerdos me dice, como si yo estuviera vacía, como si
existiese algo – y ese algo fuesen recuerdos- que me pudiesen llenar. Como si
el recuerdo no fuese sustancia inasible que se hace cuerpo, entramado complejo
que nos hace ser quienes somos. Pero no, llénate me dice. Como si estuviese vacía.
Como si me pudiese llenar. Y atención!, que tampoco dice “ponete un poco de recuerdos”,
sino llénate, hasta el fondo, hasta el principio, que no quede espacio ni
lugar. Que el vacío es peligroso, quien sabe que cosas puede generar.
Vos - recipiente vacío- llenate de esto, me
dice. Y recuerdos dice, cuando me quiere vender – ofrecer mas barato, gracias
Lets bonus!- un porcentaje de descuento en el revelado de una cantidad de
fotos. Como si el recuerdo fuese eso, rectángulo “lleno” de pixeles que ya
pocas veces se vuelve papel, material tangible, posibilidad de una huella
dactilar sobre alguna sonrisa, una espalda. Llenate de recuerdos me dice, me
obliga Lets bonus. Y me vende- me ofrece- un porcentaje de descuentos por una
cantidad de fotos.
Pienso – recuerdo- que soy comunicadora. Pienso
– recuerdo- que me he ido acercando a ser publicista, a masticar ese lenguaje
cortito que abusa del imperativo. Pero
pienso – me prometo- no olvidarme nunca que el que leerá será un humano.
Pienso- me imploro!- no escribir nunca algo
tan espantoso, algo tan falto de sentido.
Lorena D’Ercole
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