martes, 1 de febrero de 2011

Marcas, nombres propios

Cuántas veces, quienes trabajamos en el área de comunicación, tenemos que explicar por qué nuestra labor es tan importante para las empresas/instituciones que forman parte del sistema de mercado privado? Si tu respuesta es “Millones de veces, miles, muchas, casi siempre” esto es para vos.  Hoy una explicación sencilla y clara para que a nadie le queden dudas que la gestión de las comunicaciones nos toca a todos y muy de cerca.

Si te gusta que te presten atención o ya estás realmente muy cansado de tener que responder a esta situación te aconsejamos montar una especie de show y comenzar llamando a un voluntario que te ayude clarificar la situación.

Una vez que lo encontrás comenzás a hacer el típico juego de preguntas y respuestas: ¿Cómo te llamás?, ¿Cuántos años tenés?, ¿De qué trabajás?, y bueno lo que se te ocurra en el momento.

Una vez presentado tu ayudante simplemente mostrale una cinta adhesiva (la más clásica), después preguntale el nombre de ese objeto. Es muy probable que la respuesta que recibas sea “Cinta Scotch”. Buscá otro objeto que sea conocido por su marca y repetí el ejercicio. Algunos ejemplos: plasticola, chicles, gillette y hay muchos muchos más…


Ese es el momento clave: ahí mismo, con esos ejemplos, queda demostrado cómo una buena gestión de las comunicaciones, de una empresa o producto, tiene un impacto muy significante en la vida de cada uno de nosotros, que incluso reemplazan los nombres originales de los productos que utilizamos diariamente.

La comunicación está en todos lados, en todas las personas, en todos los productos, en todo momento. Ésa es la importancia de nuestra labor: gestionar la comunicación para generar vínculos fuertes, estables y diferenciales entre nuestros clientes y sus públicos; y, por qué no, lograr que la marca de nuestros clientes se convierta en el nombre oficial del producto o servicio en cuestión.

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